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| Galería de fotos de Lisboa y Sintra, Portugal |
Hace un par de primaveras fuimos a Portugal y lo que encontramos nos enamoró.
En Sintra, los bosques protagonizan paisajes de cuento que envuelven palacios y pasadizos secretos. Algo, como para no perdérselo. En especial el castillo de Pena. Si singular es, aun más lo son los jardines que lo rodean. También cautivadora es la Quinta da Regaleira con impresionantes jardines románticos que a modo de juego van llevando de una gruta a un laberinto y de allí a otras pequeñas construcciones de variada influencia.
A escasos 20 km, dentro del parque nacional de Sintra, llegamos donde la tierra se acaba y el mar comienza: el Cabo de Roca, el punto más occidental de Europa.
Ya en Lisboa contemplamos la ciudad al anochecer desde el ascensor de Santa Justa. Desde allí se distingue perfectamente la parte que destruyó el terremoto de 1755 y que dio paso a una construcción más ordenada con calles rectas y manzanas perfectamente delimitadas.
Y en el centro de la ciudad, estratégicamente situado en la colina más alta se divisa el Castillo de San Jorge.
En la ribera del Tajo se encuentra la Torre de Belem, construcción militar que vigilaba la desembocadura, inicialmente emplazada en el centro del río ahora reubicada a la orilla. Muy cerca el monasterio de los Jerónimos, sufragado por el comercio de especias en la era de los Descubrimientos y que tardó 70 años en ser terminado. Mantiene un estilo muy singular ya que mezcla el gótico junto al estilo renacentista.Al desplazarnos por Lisboa usamos el tranvía, algunos clásicos y otros modernos. Fue toda una experiencia, sobre todo para bajar callejuelas empinadas. Este además, nos llevó por lugares de interés, como la plaza de comercio y otros. A la vez, mientras transitábamos por calles, topamos con edificios totalmente alicatados de azulejos de arte luso del s.XIX.
Bueno, os dejamos viendo las fotos, así podréis juzgar por vosotros mismos que merece la pena una visita a Sintra y Lisboa.
En Sintra, los bosques protagonizan paisajes de cuento que envuelven palacios y pasadizos secretos. Algo, como para no perdérselo. En especial el castillo de Pena. Si singular es, aun más lo son los jardines que lo rodean. También cautivadora es la Quinta da Regaleira con impresionantes jardines románticos que a modo de juego van llevando de una gruta a un laberinto y de allí a otras pequeñas construcciones de variada influencia.
A escasos 20 km, dentro del parque nacional de Sintra, llegamos donde la tierra se acaba y el mar comienza: el Cabo de Roca, el punto más occidental de Europa.
Ya en Lisboa contemplamos la ciudad al anochecer desde el ascensor de Santa Justa. Desde allí se distingue perfectamente la parte que destruyó el terremoto de 1755 y que dio paso a una construcción más ordenada con calles rectas y manzanas perfectamente delimitadas.
Y en el centro de la ciudad, estratégicamente situado en la colina más alta se divisa el Castillo de San Jorge.
En la ribera del Tajo se encuentra la Torre de Belem, construcción militar que vigilaba la desembocadura, inicialmente emplazada en el centro del río ahora reubicada a la orilla. Muy cerca el monasterio de los Jerónimos, sufragado por el comercio de especias en la era de los Descubrimientos y que tardó 70 años en ser terminado. Mantiene un estilo muy singular ya que mezcla el gótico junto al estilo renacentista.Al desplazarnos por Lisboa usamos el tranvía, algunos clásicos y otros modernos. Fue toda una experiencia, sobre todo para bajar callejuelas empinadas. Este además, nos llevó por lugares de interés, como la plaza de comercio y otros. A la vez, mientras transitábamos por calles, topamos con edificios totalmente alicatados de azulejos de arte luso del s.XIX.
Bueno, os dejamos viendo las fotos, así podréis juzgar por vosotros mismos que merece la pena una visita a Sintra y Lisboa.
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